Antes de empezar a hablar del grafeno siempre viene bien recordar un poco qué es este material y a qué se debe tanta fama. Tal y como habíamos visto en un artículo anterior, el grafeno está formado por patrones hexagonales de átomos de carbono dispuestos en una lámina de un solo átomo de espesor y tiene unas propiedades espectaculares en cuanto a su resistencia específica, además de ser flexible, elástico o un buen conductor eléctrico. Por tanto, estamos ante un material que sobre el papel es estupendo, pero el problema aparece cuando la prensa magnifica estas propiedades y le da repercusión a pequeños avances o aplicaciones como si se tratase del invento del siglo. Esto nos lleva a un ciclo vicioso al que muchas veces hasta es díficil poner cordura.

« Me dijo directamente que quería hacer un puente de grafeno»

«Te voy a contar uno de los casos más sorprendentes que nos ha pasado. Hace unos cuantos meses, en una visita a la empresa del dueño de una de las mayores constructoras del país (no desvelaré el nombre por confidencialidad) pude comprobar de primera mano como el grafeno se había convertido en algo que no es y que difícilmente lo sea a medio plazo. Después de la típica visita guiada por la empresa nos reunimos en un despacho para tratar los temas puramente comerciales y mi sorpresa no pudo ser mayor cuando aquel hombre me dijo directamente que quería hacer un puente de grafeno y qué cuales serían los plazos y el presupuesto. Al principio no quise creerle y le hablé sobre incorporar grafeno en alguna parte o pieza específica como material complementario, pero no, aquel hombre quería hacer una gran estructura tridimensional y de la magnitud de un puente completamente de grafeno.»

El párrafo anterior es una transcripción de una conversación que mantuve con un directivo de una empresa referente en grafeno y, desgraciadamente, ilustra de forma excepcional la burbuja de marketing y desinformación que sufre este material. En los últimos tiempos se ha convertido en una especie de mano de Midas y cualquier noticia relacionada con él recibe una atención desmesurada por parte de los medios. Incluso sectores que en teoría no tiene nada que ver aprovechan el tirón comercial y la tendencia de publicitar que cualquier cosa «lleva grafeno» va en aumento. Por ejemplo, Head lo utiliza en sus raquetas para lograr una teórica redistribución del peso, fortaleciendo  la zona del corazón con este material para hacerla más ligera. Realmente no sería necesario utilizarlo y se podría hacer con materiales habituales con el mismo resultado, pero el marketing es lo primero y en estos momentos van ya por la segunda generación de la tecnología. Esto nos deja en una situación donde el usuario final está desprotegido y al mismo tiempo exige unos resultados imposibles debido a unas falsas expectativas infundadas. Finalmente, el directivo le explicó porqué no podían hacer una estructura de esas características y aquel hombre se  tuvo que ir sin su puente de grafeno.

El grafeno es todavía un material complementario: láminas o aditivo

Hasta el momento, el grafeno puede utilizarse de dos maneras, como láminas o como aditivo. De este modo, su uso principal es el de material complementario y se espera que sea así todavía durante algún tiempo. Cuando hablamos de láminas de grafeno es difícil ser consciente de que estamos ante láminas con apenas un átomo de espesor, por lo que estamos ante un material prácticamente 2D. En esta forma sus principales aplicaciones serían los tratamientos superficiales, como por ejemplo en circuitos impresos, y es el tipo de información que habitualmente llega a los medios. Sin embargo, su uso como aditivo parece más inmediato e incluso con un futuro más interesante. En este tipo de aplicaciones el grafeno se encuentra en polvo y se añade a sustancias tan dispares como plásticos, barnices o el hormigón, por lo que las posibilidades parecen ilimitadas.

En su camino hacia las tres dimensiones, los nanotubos de grafeno son objeto de numerosas investigaciones y una de las posibilidades. Un nanotubo de grafeno no sería más que una lámina de grafeno enrollada sobre sí misma y podría incluirse dentro de los conocidos nanotubos de carbono. De hecho, en la actualidad el proceso es a la inversa y la apertura de nanotubos de carbono es un posible método de obtención de grafeno. Y es que ese es otro de los problemas del grafeno, pues cuenta con numerosas investigaciones y posibles aplicaciones teóricas que no pasan de eso. Todavía faltan procedimientos industriales eficientes para su obtención y utilización, lo que conseguiría bajar su precio prohibitivo y democratizaría un poco más su uso. Haciendo una comparación con el inicio de la industria del aluminio y la de la fibra de carbono vemos un claro paralelismo, donde la inversión y las expectativas son muy altas, su uso prometedor y limitado, y el mercado muy pequeño al principio. Por tanto, todavía le queda un largo camino que recorrer y será necesario tener los pies en el suelo para no dejarse llevar por simples titulares.

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here